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Fantasmal


Fenomenos Poltergeist
En realidad, la fenomenología poltergeist es, junto con los fenómenos de audición paranormal (Psicofonías), uno de lo más atractivos y espectaculares. A veces, estos fenómenos son concomitantes con otros. Otras sin embargo, resultan sencillamente autóctonos.
Según el folklore alemán, se trataría de dos vocablos bien definidos: Polter ( ruido) y geist (espíritu), o lo que es lo mismo: "duende travieso". Para la ciencia o al menos parapsicologicamente, se definiría como PECK.
En todo caso, su denominación más adecuada sería la de una agrupación de fenómenos extraños ya que en un cuadro de éstas características, aparecen diversidad de fenómenos lejos de la originaria conceptuación del ocultismo, cuya fuente u origen siempre estaba basado en la intervención de entes o seres ultrafísicos, la parapsicología moderna lo encuadró en el modelo tridimensional, teoría mantenida por la Soc. Española de Parapsicología y defendida por los parapsicólogos Emilio de Castro, Manuel Berrocal y Héctor González Ordi. 
Según este concepto, nos encontramos frente a una serie de síntomas de tipo paranormal, otro de alteraciones psicológicas y uno más de afección social. Todos ellos son alteraciones de la normalidad experimentadas por un sujeto o grupo cercano (fenómeno grupal), que alternan el equilibrio normal del paciente.

Vertiente parapsicológica

Esta vertiente o concepto ya ha sido estudiado y tratado por diversos investigadores como Flammarion (1924), Bozzano (1925), Owen (1964), Wilsson (1981), Bender (1982) o Argumosa (1984). Esta denominación sintomática se puede clasificar de la siguiente manera: A.- Fenómenos Acústicos, donde están incluídos todo tipo de sonidos sin causa u origen aparente, siendo el fenómeno más característico y frecuente.
B.- Fenómenos Dinámicos, Donde se incluyen todo tipo de desplazamiento de objetos sin mediar una causa física aparente. C.-Fenómenos Opticos, o que tienen que ver con diversas manifestaciones oculares, de carácter espúreo, lumínico o evanescente. D.-Fenómenos Táctiles, donde se engloba todo tipo de peso o presión sobre el cuerpo del asistente o del paciente, sin causa aparente que lo motive. E.- Fenómenos Olfativos, donde se encuadran una gran variedad de sensaciones olfativas, sin causa definida. F.- Fenómenos Varios, donde se incluyen toda una serie de fenómenos que no se hayan podido catalogar en las anteriores categorías.
Así pues vamos a explorar esas seis clasificaciones donde han quedado ubicados aquellos fenómenos que caracterizan a un poltergeist.
En los Acústicos, encontraríamos tres clasificaciones según su naturaleza; Raps o golpes sobre diversas superficies que a su vez se dividen en dos categorías: primarios, cuando la percusión no parece real y secundarios o producidos por el efecto de choque de objetos entre si. Mimofonías, o imitación de caída de objetos inertes (timbres, campanas, etc.) o de sonidos producidos por el ser humano (murmullos, susurros, suspiros, pasos...). Parafonolalias, o imitación de melodías, cantos, coros litúrgicos... 
En los Dinámicos, se producen movimientos tanto horizontales como levitatorios, así como aquellos fenómenos conocidos como parasismogénesis o efectos vibratorios en paredes, suelos o techos de viviendas, cuya intensidad puede asemejar a un microseismo local y litotelergia o lluvia de piedras ( a veces candentes ) y sustancias de diversa naturaleza ( leche, aceite...).

En los Ópticos, hallamos fenómenos visuales catalogados en dos clases: Parafotogénesis o destellos luminosos y esferas o formas lumínicas, que pueden desplazarse o permanecer estáticas y que presentan por lo general una manifestación corta, aun siendo está variable. Fantasmogénesis, o percepción de personas y animales ( menos frecuentes) que suelen desplazarse sobre y a través de puertas, escaleras o muebles generalmente. También pueden ser translúcidos o de medio torso e incluso sombras si bien, con contornos imprecisos y difusos que desarrollen por regla actitudes sonambúlicas y estereotipadas. Suelen presentar acciones ajenas a la presencia de asistentes aunque excepcionalmente pueden dirigirse a ellos.
En los Táctiles o sensación de roce, tocamientos o agresión, hallamos todo tipo de sensación de peso o presión y que suelen acompañar a las manifestaciones de fantasmogénesis.
En los fenómenos Olfativos, se encuentran toda clase de olores, sean agradables o desagradables (fragancias o hedores). Este fenómeno también va ligado en muchas ocasiones a la fantasmogénesis.
En los fenómenos Varios, encontramos una amplia variedad difícil de ubicar en los anteriores, siendo los más característicos estos: Metapirogénesis o Combustión Espontánea y que se manifiestan tanto sobre objetos aislados (Muebles, colchones...), como en objetos y ropas en contacto con el humano. 

Desde la antigüedad, en las reuniones secretas donde se celebraran sesiones espiritistas, se conocía el potencial poltergeist que se desencadenaba en las mismas. En este antiguo grabado contemplamos como una mesa levita súbitamente, ante las atónitas miradas de los asistentes.

La Metapirografía, es cuando una Metapirogénesis realiza dibujos sobre superficies.
Los Parahilogramas se producen cuando aparecen manchas de sustancias sobre superficies diversas. Estas sustancias suelen ser de sangre, aceite, lodo y que a veces pueden provocar dibujos. 
Alteraciones Térmicas, con variación de temperaturas en el lugar donde ocurre el fenómeno (fríos intensos y calores sofocantes). 
Alteraciones Electromagnéticas, con variación de nivel de campo magnético y alteración en el funcionamiento de aparatos eléctricos o electrónicos.
Con esta selección de fenómenos quedaría explicada la vertiente parapsicológica, una de las tres propuestas en el modelo tridimensional. 
Aún nos quedarían otras dos más, la Psicológica y la Psicosocial, que aun cuando no dejan de tener su interés, probablemente no ofrecen el mismo atractivo de la ya analizada. 
Estos dos aspectos pendientes, los abordaremos en posteriores artículos junto con mi propia conclusión como investigadores de la Parapsicología Híbrida, tendencia con la que estoy plenamente identificado y dejo ya que saquen ustedes su propia reflexión.
Fotografía de espíritus
Desde que William Mumler, grabador de joyas de Boston, tomó una foto de sí mismo que, al ser revelada, mostraba junto a su imagen, la imagen de una persona muerta. Desde ese momento muchas personas han dicho haber fotografiado a estos "extras".
Por ejemplo, el fotógrafo psíquico William Hope dice haber tomado más de 2.500 fotos de extras en sus veinte años de carrera, transcurrida en los inicios del siglo XX. En la mayoría de las fotografías de espíritus, los extras aparecen sentados o de pie junto a la persona cuya fotografía ha sido tomada. La fotografía de espíritus apareció en un momento en que el espiritualismo estaba de moda en los Estados Unidos, ganando pronta popularidad entre algunos de ellos que la veían como una prueba de la vida de ultratumba. Con el desplazamiento del espiritualismo a través del Atlántico hacia Inglaterra, se produjo también el desplazamiento y auge de la fotografía de espíritus. Posteriormente, la fotografía de espíritus adquirió mala fama durante varios años porque muchas de ellas parecían ser falsificadas, acusación que se basaba en numerosos casos flagrantemente fraudulentos. En algunos casos, los fotógrafos exponían los negativos de un supuesto extra sobre la película virgen para crear una doble exposición. En otros casos las personas que se decía eran extras, resultaron estar vivas y coleando. Pero aún así, en algunos casos las personas nunca antes hablan sido fotografiadas, resultando difícil explicar cómo esas fotografías pudieron ser falsificadas si no existían los negativos. El debate continúa entre los investigadores sobre si las imágenes son creadas por los mismos espíritus de los muertos o si la persona que está siendo fotografiada -o aun el mismo fotógrafo- proyectan mentalmente la imagen sobre la película, creando así una fotografía del pensamiento. Tomokichi Fukarai, presidente del Psychical Institute of Japan, establece un vínculo entre la fotografía de espíritus y la fotografía del pensamiento en su libro Clairvoyance and Thoughtography (1931), advirtiendo que la cámara es innecesaria para la fotografía de espíritus, al igual que lo es para la fotografía del pensamiento, porque siendo los espíritus una realidad pura, trascienden las leyes físicas de la luz e impresionan directamente la plancha (de película) sin pasar por la cámara. Noviembre de 1995, un incendio destruyó el ayuntamiento de Wem, en el condado británico de Shropshire. Un fotógrafo aficionado llamado Tony O´Rahilly tomo fotografías de este incendio, al hacerlo no vio en ningún momento la fantasmal figura de una mujer asomándose por una de las ventanas. Podría haber sido esta la imagen de la muchacha que inició el llamado Gran incendio de Wem en 1677 y que fue vista por los operarios que removieron el lugar en aquel momento... Las imágenes de extras encontradas en película no expuesta son conocidas en realidad como escotografías, una variante de la fotografía de espíritus estrechamente relacionada con ambas está la psicografía, que son los mensajes escritos sobre la película por la mano de una persona muerta. La fotografía de espíritus es empleada por algunos cazadores de fantasmas en sus investigaciones de casas embrujadas. Cuando la película es revelada, el fotógrafo busca en ella luces anómalas, sombras y formas que no eran observables a simple vista. Sin embargo, como prueba de los fenómenos paranormales, la fotografía de espíritus sigue siendo muy discutida.

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Presencias
¿De verdad nunca te has sentido vigilado, que hay algo más cerca de ti que no puedes ver?

Una mañana fui a llamar a un taxi para que me llevase a la escuela, (era invierno y, como tarda en amanecer, me iba casi de noche). En esto que estaba viendo los números de las agencias cuando de repente ví, lejos y de perfil mio, una luz blanca pero cuando la quise ver se abalanzó a donde estaba y me empezó a doler la sién, tanto que tuve que cerrar los ojos. Cuando los volví a abrir no estaba mas. Unos días después la volví a ver cuando salia de mi cuarto y esa luz se metió para adentro pasando al lado mio.

Poco tiempo despues, a la noche, estaba solo viendo la televisión en mi cuarto, yo tengo los dos interruptores de las luces al lado de la puerta, cuando de repente se accionó el interruptor solo apagando una luz.

En la casa de mi padre estaba viendo una película (el señor de los anillos) en el sofá. Este sofá es sofá cama de estos que si te sientas o te mueves suenan los fuelles de abajo. Estaba del lado de la pared cuando de repente sentí un olor muy fuerte, asique me tapé la nariz con la remera. En ese mismo instante sentí que se escuchaba a mi lado el ruido del fuelle del sillón y ví que se hundía un poco el almohadón. Apague todo y salí corriendo..
El sótano
Tras una agobiadora semana de trabajo, me alejé de la ciudad para descansar en mi casa de campo. Era de noche, y me encontraba sentado en el sillón examinando cada una de las luminosas ramas del árbol navideño que hace días habíamos armado con Simona.


Tras una agobiadora semana de trabajo, me alejé de la ciudad para descansar en mi casa de campo. Era de noche, y me encontraba sentado en el sillón examinando cada una de las luminosas ramas del árbol navideño que hace días habíamos armado con Simona.



Ella siempre había sido mi compañera de juegos y nunca fue vista en mi familia como una criada, incluso reemplazó a mi madre tras su misteriosa desaparición.



Seguí observando fascinado el árbol; si se miraba con cuidado se podía ver cómo de sus imponentes ramas se desprendían multicolores destellos de luz, como si fueran rayos de sol que inundaban cada rincón de la habitación.



Encendí las luces del living para poder leer un exótico libro que traía a mi mente gratos recuerdos de la infancia, pues había encontrado en sus líneas compañía para mis ratos libres. Abstraído leía palabra por palabra, página por página... en esos momentos, no existía el mundo a mi alrededor.



Sin embargo, el idílico momento fue interrumpido por un extraño ruido proveniente del exterior de la casa. No le di demasiada importancia, pues se acercaba una gran tormenta y el viento seguramente había tirado algo, pensé en ese momento.



Pasaron unos minutos y no había podido concentrarme nuevamente en el libro. El zumbido del viento siempre me había llamado la atención y esta vez no fue la excepción. Yo creo que se oye como almas en pena que aúllan por ser liberadas de su agonía.



En ese momento otro extraño ruido interrumpió el agudo silbido y en mi mente se comenzaron a tejer todo tipo de paranoicas sospechas: todo hacía suponer que había alguien merodeando la casa. Los típicos miedos infantiles a la oscuridad y a los monstruos se adueñaron de mí. Sólo de pensar en un asesino acechando, la piel se me helaba.



Por suerte no estaba solo; inmediatamente llamé al mayordomo y a Simona y les dije:



- No pierdan un segundo, verifiquen que todas las ventanas y puertas estén completamente cerradas, escuché ruidos extraños fuera de la casa.



Ansioso no podía parar de moverme, estaba alterado, necesitaba tener alguna noticia. Inesperadamente se fue la luz y los rincones, antes iluminados por las luces navideñas, se ensombrecieron nuevamente.



Tanteando en la espesa oscuridad, hallé varios candelabros con velas que tenía reservado para estas ocasiones. Las encendí, pero no servían de mucho, pues la habitación era espaciosa.



El transcurrir del tiempo comenzó a calmar mis nervios, finalmente pude sentarme en el sillón a la espera de noticias. Mis ojos se detuvieron en un punto fijo ubicado en el centro de la flameante llama de una vela. Por un momento creía que todo era un sueño, me sentía transportado, fuera de mi cuerpo, estaba como en éxtasis; me encontraba en una formidable e ininterrumplible paz interior. Pero el azotar de una puerta me hizo reaccionar. Provenían de una pequeña puerta del exterior de la casa que daba al sótano y que personalmente me había encargado de cerrar con llave ¿cómo era posible que el viento la abriera?



Sin darme cuenta, me encontraba frente a la portezuela externa que se agitaba violentamente contra la pared. Me detuve unos segundos a observar desde el exterior el profundo y oscuro sótano; sólo los fuertes relámpagos lo iluminaban hasta el fondo. Desde esa perspectiva, lucía como si se hubiesen abierto las puertas del infierno.



Las gotas de lluvia me recorrían todo el cuerpo empapándome cada vez más. El viento y los portazos me desconcertaban. Sin pensarlo, cerré bruscamente la portezuela y de pronto una fuerza inexplicable me obligó a bajar la vista, descubriendo bajo mis pies un charco de lodo y sangre. Aterrado corrí enloquecido hacia mi casa, entré rápidamente y cerré la puerta principal con llave.



Mientras me secaba pensé: “¿Quién había abierto la portezuela del sótano?, ¿De qué o quién era la sangre enlodada?. Armándome de coraje tomé el candelabro más grande y abrí lentamente la pequeña portezuela interna que conducía al sótano. Comencé a bajar las escaleras. El crujir de cada peldaño aumentaba mi temor e incluso me asusté de mi propia sombra. Llegué al suelo del sótano y rápidamente mis zapatos se mojaron, pues estaba todo húmedo por la lluvia. Dirigí la luz hacia todos los rincones, pero no se veía más que libros y estantes viejos repletos. Todo era muy sombrío, pero mi agudizada vista descubriría el menor movimiento, estaba en alerta continua. Hacía mucho tiempo que no visitaba el sótano; al ver esos sucios objetos, comencé a recordar tiempos lejanos de cuando éste lugar estaba prohibido y mi imaginación de niño me llevaba a pensar en las más sorprendes historias.



De repente sentí los extraños ruidos muy cerca de mí, ahora los pude distinguir mejor; parecían como pezuñas que golpeaban enérgicamente sobre el suelo y el de una cadena arrastrándose lentamente. El piso de madera comenzó a crujir cada vez más fuerte, y los inexplicables ruidos se aproximaban hacia mí, pero no lograba ver nada. Mi corazón comenzó a latir fuertemente, y las gotas de sudor recorrieron mi cara, casi estaba paralizado de terror. En ese instante comencé a recordar todos los momentos más importantes de mi vida, desde mi comunión, mi casamiento, mi familia, en Dios. Súbitamente un grito de Simona me llamó desde arriba:



- ¡Señor, señor! Venga rápido, apresúrese.



Sin esperar, subí corriendo las escaleras, pero un peldaño cedió y mi pierna quedó atrapada. Eran totalmente en vano los esfuerzos que hacía por liberarme y mi desesperación aumentaba, pues los extraños ruidos se acercaban continuamente. En esos instantes de desesperación vi la silueta de Simona bajando hasta donde me encontraba y con todas sus fuerzas intentó liberarme. Pero repentinamente, dejó de ayudarme; sorprendido miré su rostro, la sensación que sentí al ver su tez absolutamente pálida fue inexplicable. Parecía como si ella hubiese visto la cara de la muerte.



- ¡Qué es eso! -gritó Simona.



Logré liberar mi pierna y sin mirar hacia atrás, subí despavorido las escaleras junto a ella. Al llegar al living, aseguré la portezuela con una vara de hierro. En ese momento llegaron apurados mi mayordomo Jaime y mi cocinera Juana. Él dijo:



- Señor, escuchamos los gritos. ¡¿Qué ocurrió?!



- ¡Hay algo en el sótano! Simona es la única que lo vio -dije sin aliento-.



Comenzamos a mirarnos todos los rostros, un silencio largo invadió el ambiente: mi criada Simona no estaba con nosotros.

- Busquemos a Simona, no puede haber ido muy lejos - dije.



En el momento Jaime dijo que escuchaba gemidos que provenían de la cocina y decidimos ver qué ocurría allí. Llegamos presurosos y vimos tirada en el piso a Simona; ella hablaba, pero no tenía mucho sentido lo que decía:



- ¡Ah! Era algo feo, venía hacia mí... su cara. - dijo agitadísima.



- Simona ¿qué vio usted? - le pregunté, pero en ese momento dejó de respirar y un hilo de sangre comenzó a brotar de su boca.



Llegó Juana corriendo y sin aliento nos dijo:



- El teléfono no funciona, estamos incomunicados... - miró el cadáver de Simona - ¿Simona está muerta?.



Un alarido agudo y profundo, nada parecido al de un ser humano, irrumpió en el silencio mortal de la noche; ni siquiera el eco se atrevió a repetirlo. Además, se podía oír que la portezuela que daba al sótano era golpeada desde atrás. Comenzó a temblar como si de un terremoto se tratara.



- ¡Vámonos ya mismo! Tomemos el auto - dije casi gritando.



Salimos los tres de la casa corriendo, llegamos al auto. Intenté encenderlo, pero no podía, el nerviosismo no me dejaba. Después de algunos intentos, encendió, y salimos de la quinta, no sin antes ver el interior de la casa por una de las ventanas.



La terrible lluvia me impedía ver el camino y el ímpetu del viento desviaba el auto. De pronto el coche se detuvo, atónitos nos miramos mutuamente. Hacia la izquierda del camino se lograba ver una gran estructura, seguramente era esa antigua casa abandonada.



- No hay más combustible - dije algo inquieto.



Decidimos quedarnos dentro del auto por un tiempo, pero la lluvia y el viento no se calmaban; además, el vehículo se agitaba tanto que comenzamos a pensamos que lo mejor sería refugiarse en esa casa. Salimos del auto, y corrimos hacia el pórtico de entrada... la puerta estaba abierta, pues seguramente el viento lo había hecho.



Llegamos a una habitación inmensa, llena de polvo y telarañas por todos los rincones. Sólo yo subí las grandes escaleras marmoladas; Jaime y Juana se quedaron en el living. Los muros de la casa eran tan gruesos que apenas si se escuchaban los truenos.



Llegué a un corredor, una de las puertas estaba abierta y decidí entrar. Era una habitación rústica y muy amplia, pero lo que más me extrañó fue que había un farol encendido allí. Me aproximé a una ventana y perdí mi vista en el horizonte. Desde allí la tormenta se veía terrorífica, un rayo tras otro iluminaban las nubes que no dejaban de moverse como remolino. Logré ver el auto, el cual tenía las luces prendidas, aunque no recordaba haberlas dejado así. Me sorprendió ver el baúl abierto, pero más aún que desde este fluía un líquido viscoso color rojo. La piel se me erizó, nuevamente la imagen de la sangre enlodada me vino a la mente.



Bajé las escaleras corriendo, y le dije a Jaime:



- Mire por el ventanal, ¡mire el auto!. - asintió con la cabeza e hizo lo que le dije. Repentinamente gritó.



- ¡Está allí! Viene a hacia acá... salió del baúl. ¡Nos quiere matar!.



- ¡¿Quién?! Jaime – le grité.



Él cayó al suelo y, como a Simona, de su boca brotó sangre. Juana y yo quedamos paralizados unos segundos; lo que sucedía era increíble.



- ¿Qué está pasando señor?



- Está muerto, y lo estaremos nosotros también si no hacemos algo pronto -le dije.



- ¿Pero qué es? ¿Qué hay allá afuera? Patrón, no sé qué hacer. Dígamelo usté.



- Creo que sé lo que es, el pasado nos persigue.



Juana queda pálida como un papel al observar por la ventana.



- ¡Esto es imposible! Es imposible... - gritó agitada.



- ¡Qué Juana! ¿Qué es lo imposible? -dije con temor, pero en ese momento ella cayó arrodillada al piso.



Giré lentamente para mirar por la ventana y observé lo que tanto había ansiado ver, lo que me tenía atormentado durante el pasado y ahora se materializaba, lo que sin explicación había matado a Simona y a Jaime; lo que en una palabra, me mató...





Este pequeño caso ocurrió en Quito (Ecuador), en la antigua casa de los abuelos de mi novia. Una casa grande, como son casi todas allí, con sus dos pisos y su multitud de habitaciones.

En esa casa murió antiguamente una señora mayor que era costurera y se pasaba los días cosiendo en su maquina. Como en multitud de casas viejas de todo el mundo es muy frecuente y normal la muerte de sus antiguos inquilinos.



Un día la abuela de mi novia cosía con esa vieja máquina de coser, como muchos otros días, pero éste fue especial, ya que al parar y dejar la máquina y dirigirse a la cocina, la máquina empezó a funcionar de nuevo y a coser. 



No solo ocurrían esas cosas, muchas mañanas se encontraban la habitación donde se encontraba la máquina patas arriba, cambios de temperatura, sonidos extraños, lo típico en estos casos, pero solo en esa habitación, eso sí, siempre actos pacíficos.



Hasta que un día una hija de los abuelos trajo a su novio a dormir a casa y sin decirle nada de lo extraño a él le hicieron dormir en la habitación. Esa noche el chico despertó no por el frío del ambiente, sino porque sentía que no podía respirar bien. Abrió los ojos y vio ha una señora mayor mirándole mientras trataba de ahogarle con las manos, se levantó de golpe mientras oía espeluznantes chillidos en su cabeza, se dirigió a toda prisa a la puerta y aunque el pomo estaba ardiendo logró abrirla, salió de la habitación, subió las escaleras y despertó a todos los habitantes de la casa. Aterrorizado, ese día durmió con los suegros, y no más noches pasó en esa casa.



Las cosas raras siguieron ocurriendo, y supongo que siguen aún, pero esa casa ya se vendió hace unos años por motivos ajenos al fantasma y nada más sé yo.










La autoestopista fantasma
La carretera principal que va de Baltimore a Nueva York al llegar al kilómetro 12 se cruza con una importante autopista. Se trata de un cruce muy peligroso, y en muchas ocasiones se ha hablado de construir un paso subterráneo para evitar accidentes, aunque todavía no se ha hecho nada.

La carretera principal que va de Baltimore a Nueva York al llegar al kilómetro 12 se cruza con una importante autopista. Se trata de un cruce muy peligroso, y en muchas ocasiones se ha hablado de construir un paso subterráneo para evitar accidentes, aunque todavía no se ha hecho nada.


Un sábado por la noche, un prestigioso doctor neoyorkino -del que evitaremos reproducir su nombre-, regresaba a su casa después de asistir a una sala de fiestas country. Al llegar al cruce redujo la velocidad y se sorprendió al ver a una deliciosa jovencita, vestida con un traje largo, de fiesta, haciendo auto-stop. Frenó de golpe y le hizo una señal para que subiera a la parte trasera de su descapotable.




- El asiento de delante está lleno de palos de golf y de paquetes -se disculpó. Y a continuación le preguntó: - Pero, ¿qué está haciendo una chica tan joven como tú sola a estas horas de la noche?







- La historia es demasiado larga para contarla ahora -dijo la chica. Su voz era dulce y a la vez aguda, como el tintinear de los cascabeles de un trineo. - Por favor, lléveme a casa. Se lo explicaré todo allí. La dirección es North Charles Street, número XXXX. Espero que no esté muy lejos de su camino.




El doctor refunfuñó y puso el coche en marcha. Cuando se estaba acercando a la dirección que le indicó ella, una casa con las contraventanas cerradas, le dijo:- Ya hemos llegado. Entonces se giró y vio que el asiento de atrás estaba vacío.- ¿¡Qué demonios...!? -murmuró para sí el doctor. La chica no se podía haber caído del coche, ni mucho menos haberse desvanecido.


LLamó repetidas veces al timbre de la casa, confuso como no lo había estado en toda su vida. Después de un largo tiempo de espera, la puerta se abrió y apareció un hombre de pelo gris y aspecto cansado que lo miró fijamente.


- No sé como decirle qué cosa más sorprendente acaba de suceder -empezó a decir el doctor-, una chica joven me dió esta dirección hace un momento. La traje en coche hasta aqui y...


- Sí, sí, lo sé -dijo el hombre con aire de cansancio-, esto mismo ha pasado otras veces, todos los sábados por la noche de este mes. Esa chica, señor, era mi hija. Murió hace dos años en un accidente automovilístico en ese mismo cruce donde usted la encontró...
Lo deconocido
Esto ocurrió un fin de semana que se presentaba perfecto; discotecas, alcohol, chicas... Era viernes por la noche y mis padres no se encontraban en casa, ni lo estarían en todo el fin de semana.

Esto ocurrió un fin de semana que se presentaba perfecto; discotecas, alcohol, chicas...

Era viernes por la noche y mis padres no se encontraban en casa, ni lo estarían en todo el fin de semana.

Estaba viendo la televisión, y poco a poco estaba acabando con mi paciencia. Decidí cojer el teléfono y llamar a un amigo, o quizás un par. –Cuantos mas, mejor nos lo pasaremos-

Con la libertad de estar solo en casa, coji el teléfono y llame a un par de amigos, para invitarlos a pasar un fin de semana en mi casa.

Hice cinco o seis llamadas. –Tengo que decir que en dos de ellas marque un número erróneo-

Dos de mis mejores amigos aceptaron mi invitación y vinieron a mi casa. -Es una casa apartada de la ciudad-.

Picaron a la puerta. Decidí apagar la televisión, ya que me estaba aburriendo. Abrí la puerta y los recibí. 

Pasamos todos tres juntos al comedor, y me di cuenta de que la televisión seguía encendida. Yo estaba seguro que la apague antes de recibir a mis colegas. –Aun así no le di mayor importancia-

Como jóvenes que somos, nos pusimos a ver la tele y beber como hacemos normalmente, aprovechando la ausencia de nuestros padres en casa. Nos lo estábamos pasando de lo mejor. 

Risas, críticas a los programas que echaban por la tele etc...Pero de repente, escuchemos un fuerte golpe, venia de arriba.

Toni dijo que no era nada, que el viento probablemente habría abierto una ventana mal encajada.

Se hacia cada vez mas tarde, y nosotros continuábamos a lo nuestro, bebiendo, riéndonos y esas cosas.

Empezaron a retransmitir un programa de efectos paranormales, la hora es indicada para que los niños no la puedan ver. Empezaron haciendo un reportaje en un cementerio. Apaguemos la tele, ya que esos temas, no nos interesaban. 

Porque lo quitáis, tenéis miedo o que? –Vaciló Ivan-.

Ivan era el típico estudiante, bien plantado, que se hacia el valiente cuando estaba entre amigos. Pero que todos sabían que cuando esta solo, es un rilado.

Volvimos a encender la tele, para demostrar al estupido de Ivan, que ese programa no nos afectaba ni la mas mínima. Namas volver a poner el canal, pudimos ver la imagen, una sombra en un cementerio. Suponíamos que era de un reportaje. 

Porque no vamos nosotros a dar una vuelta al cementerio? –dijo Ivan, disimulando su miedo en un gesto muy atrevido-

Toni y yo al compás afirmamos esa pregunta. Cojimos ropa de abrigo, pues en una noche como esta, debíamos ir abrigados. También nos llevamos encima todo tipo de utensilios, móviles, linternas y como no una pequeña cámara digital. 

Salimos de casa preparados para vivir una experiencia –brutal-. Me asseguré de cerrar la puerta con la llave.

Nos encaminamos al cementerio de nuestro municipio, no quedava muy lejos de mi casa.

Ivamos comentando nuestras cosas, Ivan iva entre Toni y yo –supongo que seria, para demostrarnos que es un valiente-.

Lleguemos a la puerta del cementerio. Havia una ligera brisa. 

Intentemos abrir la puerta, y nos llevamos un susto. La puerta estaba oxidada, seguramente del tempo en que a estado inutilizada. 

Con un terrible esfuerzo, conseguimos desplazar la puerta lo suficiente como para colarnos en el cementerio. Una vez dentro, encendimos nuestras linternas, y procuramos no hacer mucho ruido.

E tíos, no es bueno perturbar las almas de los difuntos –dijo Ivan en una voz apagada-

Toni y yo nos echemos a reír, y tratamos de calmarlo. Le convencimos de que no ariamos nada malo, y que no pasaría nada.

Caminábamos poco a poco, alumbrando con las linternas cada centímetro que íbamos avanzando. De repente, el viento empezó a soplar con fuerza, y como es de esperar, los ramos de flores depositados en los panteones de los difuntos, hacían un ruido de lo más espantoso.

La cosa se estaba poniendo fea, teníamos mucho miedo, para que negarlo?

Seguíamos avanzando, alumbrando todo lo que dejábamos atrás, mayormente tumbas.

De repente algo me agarro fuertemente, y no tarde en darme la vuelta –Afortunadamente era Toni-

Me susurro que vio algo brillante en medio de la oscuridad, y que sentía miedo dentro del cementerio. –Me lo dijo al oído, por tal de que Ivan no se asustase más-

Lo dejamos correr, pensamos que fue una imaginación producida por el pánico.

Pero poco después, sucedió lo mismo. Entonces no perdimos ni un momento y fuimos a donde afirmo ver algo brillante.

Lleguemos a un campo, de escasos metros, donde en medio havia una pequeña habitación con una tumba dentro. Teníamos mucho miedo, parecía una toma de película, pero desafortunadamente era real.

Volvimos a sentir un ruido dentro de esa misteriosa sala, Ivan no aguantaba más, si seguía de brazos cruzados contemplando el recinto, le podría dar un ataque al corazón. Cuando nos dimos cuenta Ivan ya havia entrado en el recinto.

Toni y yo no teníamos el valor que Ivan venció en una décima de segundo. Estábamos nerviosos, no nos dimos cuenta de que nuestro amigo entro allí adentro.

Empecemos a gritar-le, en cuanto saliera de allí nos iríamos, dejaríamos el cementerio y volveríamos a mi casa.

Pero Ivan no respondía, la angustia se aferró de Toni y de mi –no teníamos ni idea de que le pasaba a Ivan-

Volvimos a sentir un fuerte ruido que procedía de allí adentro. Le dije a Toni que me esperase, que le podía estar pasando algo a nuestro amigo, y que yo iva a entrar. Antes de entrar le advertí que no dejara de alumbrarme con la linterna. 

Me decidí, comencé a caminar hacia la obertura de la pequeña habitación, la luz de la linterna me quitaba un poco el miedo, pero no todo. Estaba a unos escasos metros de la puerta, cuando vi una sombra en el suelo. Avise a Toni, yo sabia que algo malo le pasaba a mi amigo.

Entre decidido para buscar a Ivan –debía estar allí, porque entro y no lo vimos salir-

Una vez dentro, el corazón se me acelero al ver a Toni estirado boca arriba, tenia el móvil fuertemente sujeto entre sus manos. Se lo arrebate en un jesto de impotencia y salí corriendo, Toni no tubo que preguntarme nada, se hecho a correr detrás mío.



En la huida del cementerio, iba derramando lágrimas por mi amigo Ivan, en ese momento no me fije si estaba vivo o muerto, no atine a tomarle el pulso. Solamente le arrebate el móvil. 



“Es culpa mía todo esto” pensé mientras iva corriendo.



La puerta estaba a unos escasos 100 metros de distancia, y Toni corría velozmente detrás mío.

La huida se nos estaba haciendo eterna, una vez delante de la puerta. Tuvimos que hacer un hábil gesto para esquivar la puerta, que anteriormente aviamos forzado para poder entrar.



Una vez fuera del cementerio, suponíamos que el peligro havia acabado. Pero no fue así, alguna cosa extraña (no pudimos ver concretamente que) nos perseguía. Toni y yo, no teníamos otra opción que ir corriendo hacia mi casa y intentar encerrarnos y dar parte a la policía.



Esa cosa extraña cada vez se nos acercaba mas, deje que Toni me pasara para asi tenerlo controlado. (no queria perder otro amigo, por mi culpa)



Faltaba poco para poder ver mi casa, para simplemente verla. Cuando ya la teníamos en nuestro campo de visión, esa cosa que nos perseguía, al parecer aumento de ritmo.



Si seguíamos a nuestro ritmo acabaría atrapándonos. Teníamos una larga recta delante nuestro, le grite a Toni y le lancé las llaves. –ya que el iva primero, ganaríamos unos segundos abriendo la puerta-.

Toni no tardo en abrirla, yo estaba a unos metros de el, me estaba gritando pero yo no podía oír nada, solo veía su dedo señalando detrás mío, y su boca en un gesto de miedo.

Me faltaban unos metros y estaría a salvo en mi casa con mi amigo. Hice un último esfuerzo y entre la puerta, que posteriormente fue cerrada con una velocidad brutal, por parte de Toni.



Echamos todos los pestillos posibles e incluso pusimos sofás en la puerta, para bloquear el paso de esa cosa extraña que teníamos detrás. 



Nos caímos al suelo muertos de miedo, no nos salían las palabras. En un mar de dudas, la puerta sonó repeditamente. Un golpe detrás de otro. –no sabíamos que podía ser, pero no queríamos abrir-



Empezamos a hecharnos cada vez mas hacia detrás, hasta chocarnos con la pared de la entrada, no me acuerdo bien como pero empezamos a pedir perdón –no recuerdo porque- 

Solamente pedíamos salir con vida de aquello…



Volvió a sonar la puerta, y al cavo de un rato oímos la voz de Ivan! Abridme por favor! –decía- 



Era un momento de tensión, la puerta cada vez se movía mas, supuestamente Ivan la golpeaba con más fuerza.



Nos asomamos a la mirilla, y apreciamos a Ivan lleno de sangre, con la ropa destrozada. No dudamos ni un segundo en abrirle la puerta para curarlo y llevarlo a un hospital.



Desde esa noche, no hemos vuelto a venir a mi casa nunca más. Nos hemos cambiado de pueblo, y mi amigo Ivan esta ingresado en un psiquiátrico de Barcelona, donde lleva sin hablar desde el día en que le ocurrió aquel fatídico ataque en el cementerio. 



No sabemos que le ocurrió, como no habla, nunca podremos saber que le paso.
Un minuto después
Un minuto después de medianoche golpearon ferozmente la puerta. Era la fecha indicada. No, no, no, imposible... Él estaba muerto y, sin embargo, había acudido a la cita...

Un minuto después de medianoche golpearon ferozmente la puerta.


Era la fecha indicada.


No, no, no, imposible...


Él estaba muerto y, sin embargo, había acudido a la cita...


Estaba muerto, sí, pero cumpliendo con su palabra, allí estaba, tras el umbral, con las ropas ajadas, partes de su rostro irreconocibles por la putrefacción, las cuencas de los ojos... ¡vacías!


Sin embargo, me miró... no sé como, pero lo hizo, y una voz gutural emergió de su desecha garganta:


-¡Vengo a por lo mío!


No sabría si conmocionarme por la noticia, o dejar que mi esfinter procediera por naturaleza, ante aquel horripilante ser que se hallaba ante mi puerta.


Lo peor llegó después: nada más pronunciar su frase... ¡la mandíbula se le desprendió y fue a parar a mis pies!


Y una olor nauseabunda se apoderó de la estancia, pero no provenía del cadáver. Mi esfinter, definitivamente, se había aflojado...


Paralizado por el miedo, observé como la mandíbula, en el suelo, se movía... ¡pequeños gusanos viscosos surgían de los huecos donde hubieron dientes, desplazándola!


Un minuto después de medianoche, aquel horripilante ser había acudido a la cita, cumpliendo con el compromiso que habíamos acordado en vida, antes de morir, atravesado accidentalmente por una de mis balas.


Definitivamente, el motivo de la cita ya no era lo importante, y guiado por una fuerza sobrenatural, aquel ser que antes había sido un hombre, cumplió con su venganza.


Así que me llevó con él, camino del infierno, una vez que mi corazón dejó de latir y mis ojos se volvieron vidriosos, paralizado por el terror más espantoso y definitivo.
Lloros y quejidos de Fantasmas
Los FANTASMAS, desde que el hombre se considera como tal ha respetado a sus antepasados muertos, les ha llegado a rendir culto y a contactar con ellos para pedir consejo o ayuda. La mayoría de las tribus norteamericanas consideran sagrada la tierra de sus antepasados, la religión del antiguo Egipto estaba centrada en el tema de la muerte, incluso algunas culturas enterraban a sus parientes en la pared de su casa para que les resguardara. Muy pocas sociedades no realizan ceremonias funerarias, generalmente para mantener al fallecido contento en cualquier sentido, y evitar que no pueda llegar al otro mundo o que regrese.
Actualmente estamos algo más acostumbrados a escuchar historias sobre todo tipo de fenómenos paranormales, aunque aquellos que las viven no los terminan de olvidar. Hay manifestaciones de muchas clases, ya nadie creería en un fantasma ataviado con una sábana y unas cadenas. Estos suelen revelarse más por sus efectos secundarios que por una visión estremecedora. 
Los denominados poltergeist, por ejemplo, se caracterizan por su habilidad para irritar a los que los sufren, suelen manifestarse moviendo objetos, escondiéndolos, dejando caer cosas, volcándolas o, en casos extremos, haciéndolas flotar. Una manera de saber si un objeto ha sido manejado por un fantasma es que suele estar caliente. El doctor Hans Bender logró rodar casi un minuto de película de un efecto poltergeist real ocurrido en Alemania, donde se ven volar y desplazarse objetos. 
Otras entidades se manifiestan de maneras menos escandalosas, aunque no menos preocupantes, como en el caso de las caras de Belmez, en el que no se pudo hallar explicación a la aparición reiterada de dibujos de caras en el suelo y paredes. También son típicos los focos de frío o calor, o malos olores que aparecen sin una explicación racional y que desaparecen tan misteriosamente como llegaron, o incluso descargas eléctricas. 
Por supuesto también están las apariciones de personas o cosas, generalmente en fotografías o vídeos, así como las psicofonías, en las que el/los entes se revelan "en diferido". Los mensajes suelen ser ruidos humanos (lloros, quejidos...), o una frase que se repite, aunque no faltan los mensajes dirigidos al investigador (desde consejos hasta amenazas), por eso más que aconsejar se prohibe a personas que no estén psicológicamente preparadas que realicen este tipo de prácticas. Mediante cámaras de vídeo también se han captado entidades, incluso a veces con sonido si se combina con una grabadora, ya sea en tomas realizadas por casualidad o en circuitos cerrados de televisión (enfocando la cámara a la televisión en la que se emite lo que se grava), en los que en apenas unos fotogramas entre la estática se han descubierto imágenes fijas o en movimiento de seres fallecidos. De esta manera se captó un mensaje de Constantin Raudive, padre de las psicofonías; con el vídeo se captó su imagen, y con la grabadora el siguiente mensaje: 
"Un sustrato inmaterial, cualquiera que sea el nombre que le deis, principio, alma o espíritu, es una parcela de eternidad, escapa a la destrucción... (ruidos). desgraciadamente hoy la gente tiene miedo a morir, pero la muerte no es temible. La enfermedad es temible. Y lo que precede a la muerte. La muerte desemboca en una eternidad radiante, es una liberación que pone fin a nuestras tragedias" 
Si lo que desea es encontrarse con un fenómeno paranormal del tipo manifestación, debe saber que los mejores sitios son los lugares antiguos como casas viejas, teatros o cementerios, teniendo siempre en cuenta el carácter privado de estos lugares y el respeto que se merecen.
La mejor hora para recoger este tipo de experiencias son las primeras de la mañana (las 8 o las 9) en las que seremos menos propensos a dejarnos llevar por la imaginación y los ruidos naturales (crujidos o dilataciones de las estructuras, animales nocturnos...)
Si se ve algo por el rabillo del ojo se debe evitar girarse para mirarlo directamente, ya que entonces dejaremos de verlo. Por ello debemos usar la visión periférica, dejar que el objeto se introduzca en nuestro campo de visión. Siempre es aconsejable ir acompañado, y bien equipado. Se debe llevar una cámara con luz ténue o película infrarroja si deseamos tener pruebas. Lo mejor es usar una cámara de vídeo, ya que así evitamos que una mancha en el revelado nos dé que pensar, también evitaremos así enfocarlos directamente (usando la visión periférica con la cámara). También se debe llevar un termómetro digital para registrar los cambios inusuales de temperatura. Los profesionales, entre otras cosas, disponen de un detector electromagnético que capta señales de energía no producidas por aparatos corrientes (electrodomésticos, etc.)
Uno de los casos más recientes de fantasmas aparecidos en vídeo es el que aparece en la película "Tres hombres y un bebé", que no fueron hechos públicos hasta meses después de que apareciera en vídeo. Se dice que la casa en la que se rodó, un niño había sido asesinado con una escopeta. 
En la primera imagen se ve en la ventana, del fondo una escopeta que por supuesto no estaba allí. En la segunda y tercera, también al fondo en la misma ventana, y mientras los actores realizan su trabajo en una escena de unos 20 segundos, la escopeta ha desaparecido y ahora por la ventana se asoma un niño que desde luego tampoco estaba allí. 
Así pues, parece ser que los fantasmas existen. Hay quienes los han visto y quienes los han sufrido, y otros que no se creen ni lo uno ni lo otro.